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Huaylía interminable en Apurímac

Una fiesta que se viene viviendo desde el 24 de diciembre en la provincia de Antabamba y que se va a prolongar más de lo usual. Esta celebración no acabó con el año, sino que lo hará con el Día de los Reyes o Bajada de Reyes; es decir, una excusa para salir de casa y disfrutar de la huaylía apurimeña.

Huaylía
Fuente: Imagen de RPP

Ver este arte significa formar parte de su plegaria y danza que, a través de los sonidos de las matracas, sonajas, y un coro de voces femeninas y zapateo, expresan el júbilo por el nacimiento del Niño Manuelito – nombre que le dan a Jesús recién nacido – y el rechazo a la tiranía del misti o señor español.

Esta manifestación cultural, que fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación en el 2004, tiene por vestimenta sombreros con flamantes plumajes de pavo real, caretas firmemente entrelazadas, pañolones de seda de colores relucientes que llevan en la espalda las blancas camisas, pantalones decorados con siluetas de equinos o de vacunos, botas de cuero y el zurriago.

Vale recalcar que esta costumbre tiene un origen eminentemente andino, pese a considerarse de base española, con un baile enérgico a modo de paso marcial.

Huaylía de fuerza

La huaylía no solo es danza. Así lo precisa el blogspot “Raíces Antabamba”, que dedica en parte de su texto a contar sobre momentos de esporádicos enfrentamientos entre diversos bailarines de los diferentes mayordomos, que se realizaban hace pocas décadas.

Huaylía Antabambina
Fuente: Imagen de Andina

La sorpresa de este combate para los peleadores es que no sabían con quiénes intercambiaban golpes. “Una vez finalizada la trifulca, se enteraban que se habían enfrentado entre padres con sus hijos o viceversa, con sus mejores amigos, compadres, etc”.

La huaylía es fiesta, fuerza y belleza. Los pocos días que le quedan no hacen más que encandecer las expectativas por ver una costumbre que se hace longeva y no pierde potencia. Tal como lo refleja el siguiente fragmento de los intérpretes cuando cantan: “yo no quiero que me preguntes por mi nombre, por mi talla. Aquí estoy, aquí me tienes, un valiente antabambino cantando y bailando”.

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Alfredo Palacios V.
Alfredo Palacios V.

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